Loomio
Thu 24 Jul 2014 10:03AM

Ideario Político Asamblea Constituyente

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Hola, os adjunto el pre-borrador de ponencia política que se está elaborando para la Asamblea constituyente de Podemos en otoño.El texto es un poco "denso", pero poco a poco podemos ir discutiendo y desarrollando ideas para que el Círculo de Palencia y los de la provincia puedan aportar su granito de arena a este texto. Saludos

Documento: Pre-Borrador de ponencia política.
“La crisis del régimen de 1978, Podemos y la posibilidad del cambio político en España”
1. Contexto: crisis de régimen, ofensiva oligárquica y ventana de oportunidad.
El Estado español está atravesando una crisis que va más allá de la deslegitimación de sus
élites políticas y que afecta a componentes centrales del sistema político y la institucionalidad,
de la articulación territorial del Estado, del modelo de desarrollo y el equilibrio entre grupos
sociales bajo la primacía de los sectores dominantes. A esta crisis algunos la venimos llamando
desde hace años la crisis del régimen de 1978, para dar cuenta de una situación de
agotamiento orgánico que, últimamente y de forma acentuada, se expresa de forma acelerada
en una descomposición política y moral de las élites tradicionales, con la corrupción –que era el
elemento engrasante del encaje político y económico del bloque dominante- como punta de
lanza de su desprestigio junto con los ataques al Estado de Bienestar y a los derechos
(laborales, sociales y políticos) adquiridos.
El movimiento 15M, junto con el ciclo de luchas que inaugura, contribuyó a articular una parte
de las insatisfacciones que hasta ese momento estaban huérfanas o se vivían en forma aislada
y despolitizada. Ayudó así decisivamente a introducir en el sentido común de época elementos
impugnatorios del orden existente y que señalaban a las élites como responsables,
agrupándolas simbólicamente y colapsando parcialmente, el juego de diferencias en el que
descansa el pluralismo y la oxigenación del régimen. El 15M avejentó a las élites y a las
narrativas oficiales, poniendo en evidencia el agotamiento de sus consensos, de sus certezas,
de los marcos con los que se distribuían las posiciones y se explicaba el rol de cada cual en el
contrato social o se canalizaban las demandas ciudadanas. Con todo, esta acumulación de
pequeñas transformaciones culturales no afectó por igual en todo el país ni alteró los equilibrios
de fuerza electorales e institucionales.
El PP fue inicialmente el gran beneficiado de un terremoto que sacudió fundamentalmente a los
votantes de la izquierda y que, paradójicamente, situó a las fuerzas conservadoras a la
defensiva y alerta, pero permitió al PP una mayoría absoluta pese a recibir menos votos que los
obtenidos por el PSOE en las elecciones de 2008. El 15M, al mismo tiempo, debilitaba la
autorización electoral: ganar unas elecciones ya no era el único elemento de legitimación
política, y desde luego no constituye ya un cheque en blanco. Pero la desafección se ha
producido sobre un terreno social y cultural fragmentado por 30 años de neoliberalismo, con las
identidades colectivas -la de clase en primer lugar, pero también las narrativas ideológicas
tradicionales- en retroceso e incapaces de servir de superficie de inscripción para articular todos
los diferentes descontentos con el statu quo. Uno de los retos a los que se enfrenta Podemos es
ser capaz de articular esos descontentos y sus identidades.
Mientras que en la calle aumentaban las voces de protesta en lo que ha sido todo un ciclo de
movilizaciones de distintos tipos (sociales, políticas, laborales, etc.) en las instituciones el
partido de la derecha acumulaba un poder inédito, en el que se apoyó para lanzar un duro y
ambicioso proyecto de reforma oligárquica del Estado. El centroizquierda del PSOE, con un
notable bloqueo de su imaginación política, apenas dijo nada que le permitiese conectar con el
nuevo clima. Estaba, además, firmemente comprometido con el sostenimiento del statu quo y el
programa de ajuste impuesto por la Troika, que le llevó a aceptar un rol subalterno con respecto
al PP que no ha dejado de pasarle factura en las urnas desde entonces. IU, vinculada
generacional y culturalmente al orden de 1978, ha tenido en general- y salvo honrosas
excepciones principalmente provenientes de las bases- reacciones tímidas y conservadoras,
que confiaban en estarse moviendo en los mismos parámetros de antes de la crisis orgánica y
en recoger en forma paulatina y progresiva los apoyos que iba perdiendo el PSOE, desde su
autoubicación a su “izquierda”.
En medio de la crisis política, las fuerzas de izquierda nacionalista han analizado, en todo el
Estado, y en particular en Catalunya, que este es el momento preciso para aparecer en la
movilización soberanista. Lo han hecho, en general, confiando en la unilateralidad, una
estrategia muy rentable en el corto plazo electoral pero que puede abocarles ahora a un callejón
de muy difícil salida, como podríamos ver con motivo de la consulta en Catalunya el 9 de
noviembre. La cuestión general constituyente reaparecería así en toda su complejidad y
plurinacionalidad. Las hipótesis movimientistas y de gran parte de la extrema izquierda,
instaladas en un cierto mecanicismo por el que “lo social” ha de preceder siempre a “lo político”,
se han demostrado incorrectas para romper la impotencia de la espera y proponer pasos
concretos más allá de la movilización.
Todo esto ha sucedido mientras los sectores dominantes desplegaban una amplia y profunda
ofensiva sobre el pacto social y político de 1978. Esta ofensiva deconstituyente busca dejar sin
sentido o sin vigencia las partes más progresistas del acuerdo constitucional, marchar sobre los
contrapesos populares o democráticos en los equilibrios del Estado y abrir una redistribución
regresiva del poder y la renta, aún más en favor de la minoría dominante. Seguramente la
disyuntiva política estratégica hoy está entre restauración oligárquica o apertura democráticoplebeya,
posiblemente en un sentido constituyente.
Por tanto, los análisis excesivamente optimistas con respecto a la crisis orgánica del régimen de
1978 deben ser compensados al menos con dos aseveraciones:
1) Esta crisis se produce en el marco de un Estado del Norte, integrado en la Unión Europea y
la OTAN, que no ha visto mermada su capacidad de ordenar el territorio y monopolizar la
violencia; de ordenar los comportamientos y producir certeza y hábitos; que no vive importantes
fisuras en sus aparatos y que no parece que vaya a sucumbir por acometidas de movilización
social más o menos disruptiva. Esto imposibilita tanto las hipótesis insurreccionales como las de
construcción de contrapoderes “por fuera” de la estatalidad.
2) La crisis política puede tener mucha menor duración que la económica: no tenemos todo el
tiempo del mundo. Una buena parte de la contestación social hoy existente deriva de una “crisis
de expectativas” que ya no se repetirá para las siguientes generaciones, sobre las que hace
mella el efecto domesticador del miedo y el empobrecimiento, con una exclusión social que ya
amenaza a un tercio de la población y que podría estabilizarse en esos umbrales. Al mismo
tiempo, el exilio y la destrucción de los nichos sociales y profesionales de los que se nutre la
contestación (tercer sector y ONGs, universidad, funcionariado, sindicalismo,etc.) es un torpedo
contra la línea de flotación material de la militancia de la izquierda. Tras una serie de ajustes
que sean además vividos como una victoria política de alto contenido simbólico sobre las clases
subalternas, la oligarquía puede estabilizar un país ya disciplinado que asuma como normal el
empobrecimiento y exclusión de amplias capas sociales y determinados estrechamientos en las
posibilidades democráticas. Los ejemplos estadounidense e inglés tras Margaret Thatcher nos
tienen que servir de alerta: el neoliberalismo destruye pero, sobre la derrota de las clases
populares, también construye nuevos órdenes y acuerdos. Si la crisis económica parece que
tendrá un largo recorrido, la ventana de oportunidad abierta puede cerrarse mucho antes si se
consuma la ofensiva oligárquica con un cierto reposicionamiento subordinado de un PSOE algo
oxigenado y si las élites proceden a una restauración por arriba que asuma la parte más
inofensiva de las demandas ciudadanas que hoy no tienen cabida en el orden de 1978 y el rol
semicolonial en la Unión Europea.
2. Las elecciones del 25 de mayo de 2014 y el nuevo escenario político.
Las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 no fueron unos comicios más, sino que
supusieron un pequeño terremoto en el escenario político que mostró algunos de sus precarios
equilibrios y lo endeble de posiciones que parecían muy asentadas.
El dato más relevante es que el Partido Popular, que perdió 2,6 millones de votos, y el Partido
Socialista Obrero Español, que perdió 2,5, juntos apenas alcanzaron el 49% del sufragio. No es
sólo que “perdiesen” las elecciones por primera vez en la historia de nuestro sistema de partidos
(cuando en las elecciones europeas de 2009 sumaron juntos el 81% del voto), sino, más
importante, que se rompió el juego de vasos comunicantes por el cual lo que pierde el primer
partido de la alternancia lo recibe el otro, en un movimiento que oxigena la pluralidad interna al
tiempo que cierra la puerta a la alternativa y salvaguarda los consensos sistémicos que
comparten los dos partidos dinásticos.
El elemento fundamental de esta erosión de los principales partidos del régimen –que no todos,
no hay que confundir régimen con bipartidismo como hacen otros- es el desgaste y la crisis del
PSOE. El Partido Socialista ha sido (tras el papel inicial del PCE y CCOO) el artífice de la
integración de las clases subalternas al Estado de 1978 (y por tanto también de las conquistas
sociales subordinadas en éste) y pieza clave, después, en su incorporación al pacto social
neoliberal. Es quien cierra el espacio político “por la izquierda” y es su crisis la que abre las
oportunidades políticas para una nueva mayoría. Si se recompusiera siquiera parcialmente de
su desprestigio y sus problemas internos, y postulase un nuevo líder con pocos vínculos
simbólicos con el pasado, podría recuperar parte del espacio perdido y estrechar así las
opciones para una fuerza de ruptura democrática, relativamente transversal dentro del discurso
de unidad popular y ciudadana.
La otra amenaza para la expansión de la ruptura sería que el Gobierno pudiese presentar
tímidas “evidencias” de que las medidas de ajuste nos han hecho pasar ya lo más duro y que se
avecina la recuperación. Por lenta y remota que sea, la narrativa de que se han hecho los
deberes más duros y ahora se avecina el tiempo de la cosecha del esfuerzo, es muy peligrosa
por la reoxigenación.
Junto con esa ruptura del movimiento de vasos comunicantes, se ha rasgado el mito de la
imposibilidad de una mayoría que no pase por el PP y el PSOE, y por tanto de la necesidad de
colocarse a uno de sus costados ideológicos. Las elecciones del 25M han mostrado que hay
posibilidades de una nueva mayoría, y esa grieta en el imaginario del orden permite avanzar las
hipótesis más arriesgadas y audaces, que ya no parecen imposibles para la sociedad.
Podemos, con sus 1.245.000 votos y su 8% a nivel estatal, ha irrumpido como una fuerza
política con mucha mayor fuerza de la que reflejan los números. No es exagerado decir que
estamos hoy en el centro del debate político español: somos el objeto prioritario de los ataques
del PP, del PSOE y del oligopolio mediático. La casta se ha mostrado claramente a la defensiva,
usando nuestras palabras y corriendo a justificarse, a insultarnos o a vestirse con ropajes
nuevos. Los creadores de opinión del régimen están envueltos en una masiva operación de
reenmarcado que sitúe la discusión pública no sobre los problemas de España sino sobre
situaciones o actores de otro tiempo o que están a miles de kilómetros de distancia; al mismo
tiempo, intentan que Podemos no hable más que para defenderse, que se discuta no de lo que
dice Podemos sino sobre la “polémica” contínua en torno a Podemos, que más allá de su
veracidad genere un efecto de ruido y alejamiento, así como de encasillamiento en una posición
simbólica de “extrema izquierda”, ignorando la diversidad de sus votantes y simpatizantes.
Podemos ha tenido dificultades hasta ahora burlando esta maniobra de cerco con la que la
casta pretende volver a las certezas de antes de la crisis política, pero los principales
portavoces de esta ofensiva no tienen hoy el prestigio ni el crédito de antes de la crisis orgánica,
lo que lastra su labor y abre la posibilidad de una reacción boomerang entre sectores muy
diversos. Lo desmesurado de los ataques también ha ilustrado a ojos de mucha gente el miedo
que Podemos ha despertado en los sectores más conservadores del régimen del 78.
Con todo, los resultados del 25M y su impacto en el escenario político español demuestran la
validez de la hipótesis de la unidad popular: pese a nuestra fragilidad organizativa
-comprensible para una fuerza recién nacida-, hemos abierto una grieta que hoy ha acelerado el
tiempo político español, ha sacudido los viejos equilibrios, ha provocado dimisiones y prisas en
la recomposición y ha mostrado un posible camino para construir una mayoría política de
cambio en un sentido popular en España. Nuestro reto ahora es estar a la altura de la inmensa
ola de expectativas y esperanzas que hemos generado. Porque el momento actual presenta
diferentes elementos que constituyen una oportunidad política difícilmente mejorable en un
contexto no revolucionario: relativa debilidad política del gobierno, ausencia de indicadores
positivos –siquiera sea parciales- con los que renovar la confianza en el ajuste, crisis del
principal partido de la alternancia en el turnismo, expansión del descontento, espiral ascendente
de ilusión popular por la posibilidad del cambio, que principalmente cristaliza en Podemos, y
falta de elementos culturales y simbólicos con los que las élites viejas puedan relanzar algún
relato para recuperar parte de la confianza y el prestigio perdido.
En un contexto de aguda deslegitimación del conjunto del entramado político e institucional del
régimen -que no deja de dar muestras de podredumbre, si bien hasta ahora controlada-
Podemos aparece como una fuerza outsider, sin hipotecas (de ahí el esfuerzo de los medios del
régimen por fabricar una “mochila ideológica” extremista) y en la mejor posición para cosechar
el desprestigio del establishment. Esa posición, que nos convierte en un claro referente de la
dicotomía “nuevo/viejo” (de las formas participadas y con protagonismo ciudadana y popular
frente a las viejas formas de política de élites y despachos), será incompatible con el menor
caso de corrupción y es hasta cierto punto difícil de mantener en el tiempo cuando nuestra
política no sea sólo de construcción de voluntad de cambio sino que se enrede en la gestión,
sus necesarias transacciones y compromisos, en un momento de estrechamiento de la
autonomía de las instituciones subnacionales frente al plan de ajuste.
Por decirlo en forma directa: el momento es ahora, antes de que los grandes actores y el
entramado mediático-financiero y de los aparatos del Estado recompongan parte de la
legitimidad perdida al tiempo que despliegan una campaña articulada y previsiblemente brutal
contra Podemos. El momento es ahora, también, porque en un Estado moderno con una
sociedad civil articulada –y en nuestro caso fuertemente hegemonizada por la derecha- el mero
paso del tiempo nos desgasta y nos asienta como un actor más en un sistema de partidos en
recomposición, abocándonos a una estrategia de lento crecimiento en un escenario ya
estabilizado, en el que sería difícil competir con los partidos políticos grandes que representan a
los poderes dominantes. Es ahora, en el momento de la descomposición, cuando Podemos
puede ser una palanca que subvierta las posiciones dadas, hoy más bien flotantes y frágiles los
equilibrios e identificaciones, y llegue al Gobierno postulando un discurso de excepción para
una situación de excepción: todo se cae, lo viejo ha perdido la confianza y la vergüenza, que se
vayan todos, hace falta un gobierno nuevo al servicio de la gente; Podemos es esa fuerza, por
capacidad, honestidad y voluntad. Esta maniobra puede no darse de inmediato ni en solitario,
pero es el tipo de orientación, estilo y perspectiva que nos puede permitir ganar. A ella habría
que adaptar el tipo de organización, la política de alianzas y el marco estratégico en el que
inscribamos las diferentes iniciativas políticas.
Desde este marco de análisis podemos situar con mejor perspectiva el necesario y crucial
debate en torno a las tareas y desafíos que tiene que afrontar Podemos en este ciclo político
acelerado y sin duda decisivo. Pensar los siguientes pasos a dar, tanto en los niveles
institucionales: elecciones municipales, autonómicas y generales; como organizativos: qué
organización a la altura de este presente y sus desafíos, qué herramienta para sumar, articular y
conformar una nueva mayoría con voluntad y capacidad de poder político.
Tenemos por delante un año y medio que va a ser decisivo en la historia de nuestro país. Por el
propio calendario y el desarrollo de la crisis política, lo electoral está y va a estar en el centro de
la disputa política en este ciclo acelerado, aunque no es el único terreno político. Podemos
tendrá que dotarse de herramientas que le permitan librar esas contiendas con eficacia. La
prioridad en lo organizativo que se deriva de un análisis y unos retos como los aquí esbozados,
es por tanto la de construir en primer lugar una máquina política, discursiva y electoral -que no
se limita a la estructura de Podemos y que irradia ya a otros actores- que esté en disposición de
aprovechar la ventana de oportunidad de la crisis del régimen de 1978, en un contexto de
enorme hostigamiento y maniobras de distracción o de estigmatización, en el mejor de los
casos, y de destrucción política en el extremo. Tenemos ante nosotros la posibilidad y la
responsabilidad de contribuir decisivamente a la construcción de una voluntad popular nueva
para el cambio político en favor de las mayorías sociales.
Podemos, claro que Podemos.

EE

Emilio Ebm Fri 25 Jul 2014 7:40AM

Cuando estudiaba, se me daba bien resumir. A lo mejor con el tiempo he perdido capacidad, pero entiendo que bajo toda esto subyace:
1.-Concienciacion por el ciudadano de que tenemos un sistema politico que no funciona bien y esperanza en que una asociacion como Podemos lo cambie a mejor
2.-Convencimiento de que para poder hacer lo anterior, solo se puede hacer desde dentro del sistema
3.- Aviso de que hay que hacerlo ademas ya , antes de que maquillajes de los grandes partidos (via de recuperacion economica a utilizar por el PP o via de recomposición y renovación del PSOE) resten apoyos al movimiento.

Vale, esto ya lo conoce la mayoria de la gente, pero lo que yo estoy esperando (y creo que mucha mas gente) es ver como se articula todo esto. Creo que es tiempo de pasar del dialogo, reuniones de calle y manifestaciones de apoyo, a construir de verdad algo creible que trasladar al ciudadano de una forma concreta y clara, pues si el Pre.borrador va a ser la forma en que se le va hablar al ciudadano, lo tenemos claro.

Yo se que Podemos es muy reticente a articularse al modo de un partido politico tipo, pero como no logre canalizar apoyos y estructurarse de una forma parecida (programa creible y realizable, organización, estructura, financiación, medios, personas que van a hacerlo efectivo en cada lugar, como se van a realizar y costear las campañas, etc) al menos en principio no veo que esto pueda ir para adelante.
Con el tiempo y una vez obtenida cierta representatividad, ya se podrán hacer las correcciones necesarias, pero solo con ilusión no se gobierna o se tiene la suficiente fuerza para hacer los cambios drásticos que requiere el pais.

S

sete_pdms Fri 25 Jul 2014 9:25AM

Este texto es un poco genérico e introductorio de cómo surge podemos y hacía donde debe ir.El siguiente documento, preborrador de estructura organizativa, creo que es más interesante y nos afecta más directamente en cuanto a la organización de los círculos.Abro un nuevo hilo para desarrollarlo ya que creo que tiene bastante más chicha para debatir que el anterior.

EE

Emilio Ebm Fri 25 Jul 2014 12:09PM

Me he leido el texto y me parece que falta hacer alusión al modo de control de los representantes tanto en la estructura organizativa del partido, como y sobre todo de los representantes elegidos (concejales, diputados,etc).
Algo básico para sentirse bien representado y en su caso que se puede cambiar rapida y eficazmente a las personas que no realizan con eficacia/honradez su cometido.

JZ

Josegabriel Zurbano Fri 25 Jul 2014 8:56PM

El quiz de la cuestión es cómo hacemos posible la representación necesaria con un sistema puramente asambleario.

JMD

Juan Marín Díez Sat 26 Jul 2014 10:04AM

Creo que el primer error sería establecer que Podemos puede cambiar el sistema político sólo dentro del sistema. También plantearse que tenemos un sistema político que no funciona bien. No es una cuestión sólo de sistema político, el problema es el sistema económico y productivo en sí mismo. Desde dentro de este sistema está claro que se pueden hacer tres cosas:

-La primera es perpetuar el sistema manteniéndolo sin cambios más allá de las caras nuevas están surgiendo (y que casi nunca son nuevas, son sólo menos conocidas)
-La segunda es hacer cambios casi exclusivamente estéticos que maquillen el sistema pero que hagan seguir todo igual en los procesos fundamentales.
-La tercera es cambiar el sistema desde la raíz, destruir el sistema socio político económico que es el causante de todos los problemas que padecemos los oprimidos, los desposeídos la clase trabajadora, el proletariado (cada uno que escoja el término que más le guste, todos indican lo mismo)

Hay que plantearse si quienes votaron a Podemos, votaron por el programa de ruptura con el capitalismo y con el régimen del 78 que representaba el manifiesto "mover ficha" y no tan directamente el programa electoral o votaron por que un chaval que habla muy bien y sale en la tele se presenta a las elecciones.
La gente que votó podemos ¿cómo respondería ante la expropiación y nacionalización de las empresas energéticas (Iberdrola, endesa, gas natural, fenosa, ...)? ¿Y ante un referéndum en las naciones integrantes del estado español donde estas decidan la independencia? ¿Y ante un más que probable acuerdo bilateral con un país que puede pasar a estar gobernado por la izquierda como es grecia?

La gente quiere que se cumpla el programa de podemos o QUIERE VIVIR COMO EN 2005, vamos tener tres coches, dos casas, irse de vacaciones un mes entero al caribe en todo incluido, etc.

EE

Emilio Ebm Sat 26 Jul 2014 2:30PM

Cambiar el sistema desde la raiz, no se contempla leyendo el manifiesto del Podemos y creo que acertadamente. Primero por que ya se dice que estamos inmersos en una cultura y sistema occidental con sus ventajas e inconvenientes en los que rupturas como esas, no son posibles.Segundo porque un cambio en la forma y fondo de la representatividad y conciencia ciudadana, debieran bastar para cambiar la mayoría de los grandes males de nuestro sistema.
Un cambio de sistema económico no está ni en manos de Podemos ni en manos de nadie. Eso no lo cambia ni DIOs.

JMD

Juan Marín Díez Sun 27 Jul 2014 11:20AM

Cambiar el sistema desde la raíz se trasluce del manifiesto Mover ficha. Las medidas ahí propuestas son inasumibles para el capitalismo (que es el sistema).

Yo nunca he hablado de cambiar la cultura y sistema occidental (no existe tal). Planteas que el sistema económico no lo cambia ni podemos ni dios, lo que no puede hacer PODEMOS ni Dios es creer en un capitalismo bueno, por que eso sería imposible y resulta de no entender los orígenes del sistema en si mismo.

Está claro que el cambio de sistema no viene de PODEMOS ni de ninguna organización por si sola, viene de la clase oprimida, y aunque a día de hoy parezca muy lejano, los procesos se aceleran exponencialmente sin que nada ni nadie pueda frenarlo, por lo que hay que estar constantemente preparados para cuando las condiciones subjetivas creen la conciencia necesario para cambios de calado revolucionario.

EE

Emilio Ebm Sun 27 Jul 2014 2:34PM

Una cosa es lo que se dice y otra distinta lo que uno imagina o quiere imaginar que se dice. No voy a discutir contigo tu interpretación. Sencillamente no es la mia ni de la lectura objetiva del manifiesto se deduce y/o trasluce. Pero lo que si veo es que lo importante del mensaje de Podemos es textualmente "el cambio político en favor de las mayorias sociales".
Expresiones como "clase oprimida" , cambios de calado revolucionario, negacion de la cultura occidental, capitalismo bueno, etc me suenan a trasnochadas (mas propias de la pelicula de Nocecento) y de juventudes soñadoras de revoluciones que de la realidad. Y desde luego no van a propiciar en nada un acercamiento masivo de la sociedad al movimiento sino todo lo contrario (alejarlas del proyecto)..Pero como creo que aquí caben (o al menos deben caber todas las ideas) que cada cual crea lo que quiera,pero se supone que todos queremos que Podemos crezca y no lo contrario,cambiar un sistema , no destruirlo, contar con apoyo masivo ciudadano ,no asustarlos con revoluciones (bastante tenemos con conseguir que la gente vote y que lo haga a Podemos).

S

sete_pdms Mon 28 Jul 2014 7:38AM

Creo que la gran fuerza de Podemos está en una conciencia colectiva que está volviendo a despertar. Para mí sería una metáfora de la película Matrix, toma esta pastilla si quieres ver la realidad (Podemos) o sigue igual en esta farsa democrática. De momento son unos pocos los que han tomado la decisión de "despertar" pero tienen la misión de desconectar a los demás de esta realidad de sumisión a los poderes financieros.Desde dentro del sistema es más fácil que llegue este mensaje y llegue a convencer a la gente más temerosa, pero la lucha de verdad está en las calles.
Habrá gente que quiera seguir dormida y están en su derecho, es más fácil que nos lo den todo hecho y quejarse en la barra del bar.Pero cada vez creo que la gente es más consciente de que si quiere un cambio profundo tienen que hacerlo ellos mismos.Podemos no va a solucionar los problemas por sí misma como partido, Podemos debe ser una herramienta para canalizar esta conciencia colectiva y hacer que la gente participe activamente en la toma de decisiones.Es un cambio profundo y llevará muchos años pero creo que estamos sentando las bases para un nuevo modelo político, económico y social.

RM

RAMON MEDINA Sun 3 Aug 2014 3:55PM

P

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